A medida que te involucres más en los problemas de tu equipo de trabajo, pronto descubrirás que los rasgos o características personales (personalidad) inevitablemente salen a la superficie entre los individuos y dentro del grupo. Algunos rasgos serán positivos y servirán para aumentar nuestra ventaja competitiva; otros serán una barrera para el proceso de resolver problemas dentro del grupo y actuarán claramente en nuestra contra. Cuando estos retos de personalidad aparezcan, las siguientes sugerencias nos deberían ayudar a que el grupo fuera capaz de superarlos y continuara trabajando hacia la solución del problema que tengan entre manos en esos momentos.
Desconcierto: Debemos asegurarnos de que la misión es clara y que todo el mundo entiende la necesidad de moverse adelante y en la dirección adecuada.
Expertos autoritarios: Llega a un acuerdo entre todos los miembros del equipo para que todos los miembros tengan derecho a explorar y cuestionar cualquier área de actuación. Es bueno escuchar a todo el mundo aunque no sea un experto en el problema en cuestión. Es posible que aporten un punto de vista nuevo y nunca antes pensado. Ser cortes con todo el mundo independientemente de como se estén comportando.
Participantes dominantes: Lista y equilibra la participación como un objetivo, e intenta evaluar este tema regularmente. Practica y regula el flujo de entrada de los miembros del grupo para limitar una participación dominante, con el objetivo de que sea lo más equilibrada posible.
Participantes reacios: Anima a todo el mundo a participar. Averigua la opinión de los miembros más callados y anímalos mediante su validación ante el grupo. La ayuda de todos es necesaria. Pide a todo el mundo trabajos individuales e informes para que todos participen por igual.
Aceptación incuestionable de la opinión: Juega al abogado del diablo. Pide datos de soporte y razonamiento. Acepta y anima los conflictos basados en ideas. Ten cuidado con las críticas. Se deben criticar solo las ideas y todo lo que parta de ellas, pero por supuesto no a los individuos.
Apresuramiento: Frente a los que tienen prisas, hay que recordarles que no se deben poner en peligro las mejores soluciones, incluso si hay acuerdo con la mayoría de los miembros del equipo. En el caso de que no haya acuerdo total, busca siempre el máximo consenso posible. Alguien puede no ser capaz de conseguir todo lo que quiere de cada una de las decisiones del equipo, pero no debería haber una oposición interna a las acciones globales del equipo.
Atribuciones o motivos: Busca datos para apoyar las sentencias. Verifica que las atribuciones son correctas. Por ejemplo, «Juan esta diciendo eso porque está enfadado con el departamento de Ventas.
Ignorar a un miembro del equipo: Escuchar efectivamente es un deber para todos. Provee formación en la escucha efectiva. Da soporte al miembro del equipo que suela ser ignorado. Habla aparte con cualquiera que este continuamente descalificando las opiniones de los demás miembros del equipo con el objetivo de que construya.
Tangentes: Sigue una agenda que incluya estimación de tiempo. Mantén los temas a la vista del equipo, y dirige la conversación directamente hacia el tema. No debemos desviar la atención en otros temas que no sean los que tenemos en la agenda.
Enfrentamientos: Céntrate en las ideas, no en las personalidades. Consigue adversarios que sean capaces de discutir los temas o consigue de ellos que lleguen a un compromiso para un estándar de comportamiento durante las reuniones que ayude a crecer a todo el grupo.
Si quieres aprender más sobre el tema hay muy buenos libros relacionados con el trabajo en equipo y los estándares de grupo. Uno de los que recomiendo es «The Team Handbook» de Peter Sholtes, que dispone de muy buenas herramientas para trabajar en este aspecto.
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