Comparar – Adoptar o adaptar una ventaja competitiva.

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Comparar – Adoptar o adaptar una ventaja competitiva.

El proceso de aprender de los demás, comparando procesos, productos o servicios propios contra otros métodos, con el objetivo de evaluar y mejorar el rendimiento, es lo que podemos entender como Benchmarking. Si tenemos la posibilidad de realizar comparaciones de los procesos, productos o servicios entre dos o más organizaciones, podremos encontrar diferencias en los rendimientos y en las formas de hacer las cosas que pueden ayudarnos a priorizar en nuestros esfuerzos de mejora, pero que por otra parte no nos van ayudan a mejorar. La única manera de obtener una mejora real proviene a partir de que hayamos entendido perfectamente el funcionamiento de aquello que es nuestro proceso y que estamos comparando, de manera que podamos usar la información proveniente del benchmarking para mejorarlo dentro de la organización.

Es decir, no se trata de comparar la información y copiar directamente, sino de aprender, entender,
comprender y usar esta información con el fin de mejorar. Básicamente el Benchmarking es estimular la creatividad en la práctica de la mejora continua.

Algunos de los tipos:

Benchmarking Interno: Establece los estándares de comparación de los procesos, productos o servicios, dentro de la misma organización. Por ejemplo, una franquicia de 2 tiendas en la misma ciudad en la que una de ellas puede optar por hacer benchmarking contra la otra para intentar alcanzar sus objetivos de ventas.

Benchmarking externo: En contraste con la opción anterior, establece los objetivos de comparación basados en los productos o servicios de otra organización u otra firma.

Benchmarking competitivo: Es una comparación directa entre competidores de los mismos mercados o similares. Desde luego, los competidores no van a estar dispuestos a compartir con nosotros la información que necesitemos.

Existen muchos otros tipos o muchas otras formas de hacer Benchmarking, cada una de ellas adaptada a su propia problemática y a nuestra forma de trabajar. Podremos encontrar organizaciones que estarán dispuesta compartir información con nosotros e incluso otras que se ofrecerán a compartir los procesos, características de materiales, detalles técnicos, etc, con el objetivo de alcanzar una mejora mutua, a medio o largo plazo.

Bajo mi punto de vista, este tipo de procesos adopta su forma más exitosa bajo el concepto de mejora continua. No se trata de comparar y cambiar directamente. La idea es entrar en un concepto continuo de comparación, que no aporte soluciones directas, sino que nos aporte ideas e información que nos lleven a dichas soluciones. No se trata de copiar e imitar, sino de aprender, comprender y mejorar. Para ello debemos entender perfectamente y a fondo nuestros propios procesos, productos o servicios, ya que esto nos llevará a poder comparar la información encontrada, con la base de conocer perfectamente que es lo que puede o no puede funcionar en nuestro entorno. A veces, hasta la más pequeña información y que en su momento nos pareció irrelevante, puede llevarnos a dar sentido y encajar las piezas del puzzle.

Otro pequeño detalle que no se nos debe escapar, es que no siempre las mismas prácticas pueden funcionar de forma exitosa en diferentes organizaciones, ya que puede haber diferencias estratégicas, de capacidad técnica, o simplemente el hecho de que sean prácticas muy diferentes, y que por si solas pueden poner en peligro el éxito de la operación.

Nota Crítica: ¡Vamos a ver! ¿Quien no ha llevado a cabo procesos de comparación hoy en día, que levante la mano? Con los proveedores, con los clientes, con los amigos, y hasta con la familia. Incluso la construcción de esta página web, está inmersa en un proceso de Benchmarking y mejora continua. Y es que no puede ser de otra manera. Es una de las bases del crecimiento y la evolución humana. Comparar, razonar, entender, mejorar y evolucionar. Y vuelta a repetir.