«El deseo es el punto de partida de todo logro; no una esperanza ni un anhelo, sino un deseo intenso y palpitante que lo trasciende todo» Napoleón Hill
Tener el deseo de hacer algo es la segunda fuente de donde provienen tus objetivos.
No irás a por nada, no te rendirás a nada, no te involucrarás con nada si no tienes un fuerte deseo de conseguirlo.
Pero al contrario de lo que piensa mucha gente, nuestros deseos no son innatos, no vienen de nuestra personalidad, de nuestra manera de ser, sino que provienen de nuestra vida, de nuestras experiencias, de la sociedad en la que vivimos, de los medios de comunicación, de tu familia, de quienes te rodean. En gran medida se forman y crecen a partir de todas estas variables que hemos comentado.
Lo que deseas, es aquello a lo que tú le has dado un significado, pero que en cualquier momento puedes dejar ir, o simplemente darle un nuevo significado. Como decíamos anteriormente, no es algo innato, son cosas que haces crecer, pero que también puedes dejar caer. Con el transcurso de la vida y de los años pueden cambiar y volverse totalmente diferentes.
Por ejemplo, el hábito de leer. Puede ser algo que hicieras hace mucho tiempo durante un periodo amplio, pero que por cualquier razón dejaste de hacer, y que al cabo de unos años volvieras a recuperar. No es que tuvieras de forma innata el gen de la lectura, sino que decidiste no priorizar por la razón que fuera y volver a priorizarlo más tarde en tu vida.
Mira lo que estás haciendo ahora. Pongo algunos ejemplos. Deseo ver Netflix, me gusta irme a dormir tarde y asi aprovecho el día, vivo pegado al «scroll infinito» en el móbil. Todo esto son deseos. Son tus deseos. No vienen de serie. Los has creado tu y les has dado un significado. Quizás sean importantes para ti, o quizás simplemente te estás dejando llevar por tu cerebro superviviente que dice, «Ey,.. esto es conocido y me siento bien, continúa haciéndolo y no te enredes con otras cosas»
Para un momento y hazte esta pregunta, esto que estás haciendo diariamente en piloto automático, y que haces sin darte cuenta ¿Te está dando los mejores resultados? ¿Tu Yo del Futuro se está beneficiando de estos comportamientos? Por ejemplo, ¿esa persona en que te convertirás en 3 años estará contento con tus hábitos de consumo actuales? ¿En que habrá crecido? ¿Que habrá aprendido?
Lo creas o no, la vida pasará velozmente, y sin darte cuenta te encontrarás en ese momento del tiempo. Y dirás ¿Ya han pasado 3 años? ¿A qué velocidad he avanzado personal y profesionalmente en estos 3 años?
Sitúate 1 año por delante. ¿Estos comportamientos están haciendo que tengas una mejor vida? ¿están consiguiendo que seas más sabio, mejor en lo que haces, mejor con los demás? ¿Estás haciendo la diferencia en el mundo? En resumen, ¿Te has convertido en una versión más elevada de ti?
¿Crees que no puedes serlo o simplemente escuchas a las partes más reactivas de tu cerebro? Las que te dicen, no los vas a conseguir, no lo intentes. ¿No ves que siempre te ha salido mal? ¿qué estás haciendo? Vuelve a lo mismo que hacías ayer.
Tu Yo del Futuro, ese que serás en 3 años, es una versión evolucionada de ti, una que tiene mayor confianza y libertad, además de objetivos y deseos diferentes. La pregunta es, las preguntas son, ¿Lo estás honrando? ¿De qué manera?
Si pretendes que tu Yo del futuro tenga éxito, con cualquier cosa, necesitas aprender y valorar lo que «ahora» tu no deseas, pero si vas a desear en el futuro. Si tu Yo del Futuro sabe cómo hablar en público, debes de aprender a desear «ahora» como hablar en público.
Debes convertirte en un entrenador de tus propios deseos. Un entrenador que te ayude a elegir metas que valgan la pena, y que te conviertan en la persona que quieres ser en el tiempo. Debes ser intencional ahora, para ser ahora y mañana.
Si no lo haces, corres el peligro de que la homeostasis, sobre la que hablábamos en el post anterior, el entorno, tu familia, la corriente dominante, etc., se encarguen de elegir las metas por ti. ¿No te lo crees?
Pues no hagas nada y hablamos a ver que tal dentro de 3 años.
Por tanto, el deseo es la segunda fuente para tus objetivos. Si tu yo del futuro es una versión más evolucionada de ti, tiene deseos y preocupaciones diferentes a las de tu yo actual. Es probable que en este momento no seas capaz de desear lo que tu yo del futuro desea, pero puedes empezar a aprender a desear, y entrenarte en valorar lo que ahora no deseas, pero querrás ser en el futuro.
Desear como quieres que tu yo del futuro sea, te llevará a elegir metas que realmente valgan la pena elegir. Tu vida será mucho más exitosa cuando elijas deseos que produzcan los resultados que tu yo futuro desea.
¿Quién deseas ser? ¿En quién te quieres convertir? ¿Qué deseas cambiar?